La
cocina regional tabasqueña
es variada y extensa gracias a las antiguas recetas mayas
y chontales, a la gran cantidad
de vegetales, frutas y animales existentes en la entidad que le dan delicioso y
singular olor, color y sabor a los guisos típicos de la región.
Se
caracteriza por la utilización de ingredientes y especies propios del estado y
que son difíciles de encontrar en las mesas de otros estados del país, incluso
en las regiones colindantes.
En
el acervo culinario tabasqueño destacan recetas como las de tortuga en sangre,
tortuga en verde, iguana al chirmol,
pejelagarto asado, tamales de chipilín
y la bebida popular más conocida: el pozol,
hecho a base de masa de maíz y cacao; el cual es, a pesar de ser una bebida, la base de la alimentación de
los tabasqueños. Pozol con cacao, chorote, pozol blanco, o sea sin cacao, se
puede beber fresco (recién molido) o agrio (dejar la mezcla de cacao y masa
unos 8 días para que se fermente), esta bebida es la que caracteriza a los
tabasqueños.
Al
emblemático pejelagarto se le unen otras
especies locales, como la hicotea y el pochitoque, ambas tortugas; el armadillo y la iguana;
cada uno de los cuales sirve para preparar un platillo típico.
Sin
embargo en la actualidad la caza, pesca, venta y consumo de especies como la
hicotea, pochitoque, iguana y armadillo, está prohibida por la ley ya que se
encuentran en la lista de especies en peligro
de extinción.
Del
mismo modo, se añaden al maíz, frijol
y cacao, omnipresentes en
la gastronomía mexicana, ingredientes como
el chipilín (una hoja que se
utiliza en la preparación de tamales),
el achiote (una pasta roja que
sirve como colorante) y una gran variedad de chiles entre los que
destaca el tradicional chile amashito, y frutas
en general. Los platillos de las zonas costeras presentan también gran variedad
de pescados y mariscos, como el róbalo, el huachinango, la mojarra, la jaiba, el ostión y el camarón.
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